Estudian riesgo de trastornos alimentarios en la población paraguaya

Vie, 04 Jun. 2021 | 10:15

Un grupo de investigadores realizó una encuesta en línea que fue difundida a nivel nacional con el objetivo de determinar la proporción de pacientes con riesgo de padecer algún trastorno alimentario y de la ingestión de alimentos en la población paraguaya, pues los mismos están asociados con importantes efectos físicos y de morbilidad psicosocial, así como con un impacto negativo en la calidad de vida de las personas.

Según la investigación, la importancia clínica de aplicar estrategias para detectar trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos radica en que, muchas veces, los mismos no son detectados a tiempo, sino cuando los pacientes tienen ya disfunciones a nivel físico y mental por su causa. Un diagnóstico oportuno y precoz mejora el pronóstico, puesto que permite establecer a tiempo un tratamiento adecuado.

De la investigación participaron 375 personas, las mujeres mostraron tener 2,4 veces más chances de padecer un desorden alimenticio en comparación con los hombres. El Dr. Julio Torales, uno de los autores del estudio comentó que hay una predisposición biológica del sexo femenino a tener percepciones negativas sobre el cuerpo, sumado a la presión cultural que tienen, en donde la sociedad les impone la “necesidad” de ser delgadas para tener éxito, cosa que a los hombres no les exige. “La sociedad es muy discriminativa en ese sentido porque impone a la mujer un modelo de delgadez que debe seguir” explicó el Dr. Torales.

Además, de que existe una serie de factores como el estado civil, conductas autolesivas como inducirse el vómito o utilizar laxantes, que están asociados a un mayor riesgo para el desarrollo de algún tipo de trastorno alimentario y de la ingestión de alimentos.

En el estudio se pudo observar que, el 13,6 % de los participantes tenía indicios de padecer algún tipo de trastorno alimentario. Uno de los trastornos más comunes es el de provocarse el vómito para controlar la figura o el peso, la investigación explica que las consecuencias en la salud física de la práctica continua de vómitos autoinducidos abarcan caries dental, agrandamiento de las glándulas salivales, enfermedad por reflujo gastroesofágico y desequilibrio electrolítico, que puede ser mortal.

Otra de las conductas que presenta mucho riesgo es el uso de laxantes. En la investigación, las personas que dicen haber utilizado laxantes muestran 6,8 veces más riesgo de tener un trastorno alimentario en comparación con las que no los utilizan. El abuso de laxantes, también, puede causar desequilibro hidroelectrolítico y deshidratación.

Los autores de la publicación son: Julio Torales, profesional categorizado en el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (PRONII) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), Iván Barrios, Adriana Piris Jara, Miguel Ángel Montiel-Alfonso, Carlos Ríos-González, Diego Solís-Ávalos, Oscar García, Rodrigo Navarro, Israel González Urbieta, Marcelo O’Higgins, Osvaldo Melgarejo, José Almirón Santacruz, Noelia Ruiz Díaz, Jorge Villalba Arias, João Mauricio Castaldelli Maia y Antonio Ventriglio.

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Sobre los trastornos

La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son trastornos de la alimentación caracterizados por la internalización del ideal de delgadez y conductas extremas de control de peso, con sobrevaloración del peso y la figura, y donde la preocupación por la imagen corporal es de gran importancia en la valoración de uno mismo.

La anorexia nerviosa es una condición clínica de auto inanición, en la que las personas afectadas tienen bajo peso y se involucran en comportamientos para evitar el aumento de peso. Mientras que, las personas con bulimia nerviosa no tienen bajo peso y están inmersas en un ciclo de atracones y purgas y/o ejercicio compulsivo.

Por otra parte, el trastorno de atracones y el trastorno de evitación/restricción de la ingestión de alimentos no tienen a las preocupaciones sobre la imagen corporal como criterios básicos para el diagnóstico. Estos son trastornos de la conducta alimentaria, el primero de atracones recurrentes sin purgas regulares y el segundo de evitación y aversión a la comida y la ingesta.

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