Nilsa González Brítez

Mié, 04 Mar. 2020 | 17:08
Bióloga

 

 Es Doctora en Parasitología y Entomología Médica. Se desempeña como responsable del área de Entomología Médica, del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (IICS) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Actualmente, se encuentra categorizada en el Nivel II del Programa Nacional de Incentivos a los Investigadores (PRONII) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). Sus principales líneas de investigación son Eco epidemiología y genética poblacional de vectores y parásitos de enfermedades tropicales; epidemiología y genética de Leishmaniosis; y Mutaciones asociadas a resistencia de vectores de importancia médica.

En esta entrevista, nos cuenta cómo empezó su interés por esa área de la ciencia y decidió dedicarse a la investigación. Así también, nos habla de sus trabajos actuales y de sus aportes para la ciencia paraguaya. 

¿Cuándo y cómo nació su interés por la investigación científica?

Mi interés nació desde niña, porque me gustaba investigar, descubrir cosas, me llamaban la atención la ciencia y la medicina. Los resultados de los tests psicotécnicos que me hacían en el colegio siempre apuntaban a las áreas de la salud o de la investigación científica. Siempre supe que me dedicaría al área de salud.

¿Por qué decidió dedicarse a la investigación?

Realmente, porque me gustaba, era algo que desde siempre me interesó, investigar, descubrir cosas nuevas, ayudar a las poblaciones más vulnerables, principalmente para mejorar su salud  y aportando al menos con un granito de arena. Uno va incursionando en lo que le gusta, poco a poco, hasta dedicarse exclusivamente a áreas específicas del conocimiento.

¿Cuáles son sus principales líneas de investigación?

Las principales líneas que están activas en el laboratorio son tres, la primera es epidemiología y genética poblacional de vectores transmisores de enfermedades negligenciadas (olvidadas); la otra línea de investigación es dedicada al área de resistencia de los vectores, ahora estamos trabajando con el mosquito Aedes aegypti; y la otra línea que estamos llevando a cabo con algunos proyectos y con estudiantes de grado, es la leishmaniasis, específicamente la Leishmaniosis visceral.

De vez en cuando aparecen algunos estudiantes que quieren trabajar con la enfermedad de Chagas, pero más que con el parásito, yo trabajo con el vector, nuestra área es entomología médica (estudio científico de los insectos). Entonces, con algunos estudiantes hacemos estudios experimentales con los triatominos (chicha guazú),  principal vector de la enfermedad de Chagas.

¿Tuvo algún mentor o tutor que le haya marcado u orientado en su línea de investigación?

Mi mentora fue la Dra. Antonieta Rojas de Arias, a quien admiro mucho, con ella me formé, fue quien me encaminó y me inspiró para seguir en la investigación. Tuve la oportunidad de salir a realizar mis estudios de postgrado en el exterior, éramos pocos los que podíamos salir y formarnos fuera del país. En ese entonces, no habían tantas oportunidades como ahora.

Mi formación inició en el 2001, cuando la  Dra. Rojas de Arias me ofreció realizar una pasantía por medio de una Red internacional, de la cual ella formaba parte, en la Universidad Central de Venezuela, en Caracas.

Mi experiencia estudiando en el extranjero fue diferente, quizá un caso especial, se podría decir, porque fui inicialmente para hacer una pasantía por 9 meses, estando ahí recibí una invitación para seguir con mi maestría. Me ajusté a la situación económica y pude culminar mi formación de Máster en Parasitología. Mi beca de 9 meses pasó a  durar 2 años. Cuando regresé al país, estudié el ambiente para ver si podía salir nuevamente a hacer un doctorado.  No duré ni 6 meses en el país y volví a Venezuela para hacer mi doctorado, no tenía beca para ese postgrado, y en ese momento solo había financiación para realizar  nuevamente una pasantía de 4  meses, en este caso en la London School of Hygiene and Tropical Medicine, oportunidad que tampoco desaproveché y pude realizar una  parte de mi tesis doctoral. Cuando regresé a Venezuela me mantuve con el salario de la UNA y tuve la oportunidad de trabajar en proyectos de iniciación científica, cumpliendo con el programa del doctorado.   

En el exterior no era suficiente el salario que percibía de la UNA, pero me ayudó para subsistir en el momento, según la necesidad. Fue bastante dura la experiencia, pero pude llegar hasta el final.

¿Cuántos artículos ha publicado y sobre qué temas?

Aproximadamente, unos 35 artículos, capítulos de libros y resúmenes extendidos. Por otra parte, unos 40 a 50 resúmenes de Congresos Nacionales e Internacionales. Tengo publicaciones en varias líneas, sin embargo, cuento con un mayor número de publicaciones en la línea de los triatominos, pues en esa área inicié mis investigaciones.  Luego, cuando culminé el doctorado comencé a trabajar con la leishmaniosis y actualmente estoy también investigando sobre los mosquitos.

¿Cuál cree usted que ha sido el aporte más significativo que ha dado a la ciencia y al Paraguay en sus años de trabajo?

Toda la información que podamos brindar a través de los resultados de nuestras investigaciones sirve para proponer nuevas estrategias de control del vector. Además, la difusión de la situación dada directamente a las comunidades  mejora la sensibilización de las personas y a partir de allí tratan de protegerse a sí mismas y proteger a sus comunidades. Por otra parte, actualmente, con el proyecto de Aedes aegypti informamos al Ministerio de Salud que los mosquitos adultos son altamente resistentes a los insecticidas, y esto ha ayudado a cambiar sus estrategias de control. Hasta el momento somos pocas personas las que trabajamos en el área de vectores transmisores de enfermedades y falta aún mucho por hacer.

¿Cuáles son las limitaciones para realizar investigación en Paraguay?

La principal limitación es que no existe la carrera del investigador y esto no ayuda a la permanencia de investigadores  en un área específica, principalmente para aquellos que se están iniciando. Sin embargo, en la actualidad, no considero que haya tanta limitación, ya que hace tan solo unos años atrás era muy difícil conseguir fondos para hacer investigación. Ahora existen muchas oportunidades, como los fondos del CONACYT, que nos han ayudado muchísimo tanto para la formación de recursos humanos, el desarrollo de proyectos de investigación, así como para la compra de insumos e infraestructuras para llevar a cabo una investigación.

Creo que solo depende del profesional elaborar una buena propuesta de investigación y someterla a la elección del CONACYT, a través de los pares nacionales e internacionales.

¿Qué sacrificios conlleva hacer investigación en Paraguay?

Para la mujer es un gran sacrificio porque tenemos que dedicarnos, por un lado, a la investigación y por el otro, a la familia. El sacrificio principal es dejar de lado a la familia. Necesitamos un compañero que siempre nos entienda y nos acompañe en todo lo que estamos haciendo, porque si no tenemos ese apoyo, creo que sería imposible. Es un gran sacrificio como mujer llevar adelante la investigación, justamente por todas las actividades que implica ser investigadora activa.

¿En qué se encuentra trabajando actualmente?

Estoy coordinando dos proyectos de investigación del CONACYT y participando como investigadora en otros. Actualmente, me encuentro formando a varios profesionales, que colaboran en nuestra área de trabajo. Además, me desempeño como docente, soy tutora de varios estudiantes de grado y postgrado.

Actualmente, nuestra área se enfoca en estudios con Aedes aegypti, tenemos dos proyectos relacionados a la resistencia a insecticidas y otro a la dinámica poblacional y sus alteraciones genéticas como vector transmisor de varias virosis, así como los cambios que estos sufren a medida que se enfrentan a las variaciones ambientales.

Lo más difícil de trabajar con mosquitos es mantenerlos en el laboratorio y generar grandes cantidades de colonias. Traemos los mosquitos del campo, debemos criarlos en el laboratorio y obtener miles de estos para realizar pruebas de resistencia, por ejemplo, se necesitan entre 900 a 1000 mosquitos por cada prueba, los cuales no son suficientes porque debemos hacer al menos 3 a 5 réplicas de cada ensayo biológico, para decir que el mosquito es resistente. Gracias a los proyectos del CONACYT cuento con personal de apoyo necesario para mantener la colonia.

Por otra parte, buscamos por métodos moleculares, identificar las mutaciones dadas por la frecuente exposición al insecticida. Estas se forman en el genoma del insecto y cuando se enfrentan al insecticida ya no les afecta. Contamos con infraestructura para iniciar diversas pruebas que podrían ser de interés para las comunidades e incluso para las empresas privadas.

También soy tutora de un estudiante de maestría que trabaja probando la actividad de extractos vegetales con efecto larvicida sobre las colonias de mosquitos, prepara varios extractos y realiza las pruebas "in vivo".

Otra línea que tenemos activa está relacionada a la leishmaniasis visceral, tanto en zona de frontera como en el departamento de Caaguazú. Realizamos estudios epidemiológicos, de diagnóstico y pruebas moleculares tanto en caninos como en vectores. 

¿Cuáles son sus sueños o metas relacionados a la ciencia y a la investigación?

Mi sueño es que tengamos la oportunidad de seguir desarrollando proyectos de investigación, para lo cual dependemos de las financiaciones externas. En las instituciones públicas, somos gestores, coordinadores, investigadores y técnicos de campo inclusive. Entonces, el sueño es que sigamos contando con la oportunidad de adquirir infraestructura y con la posibilidad de contratar y formar recursos humanos capacitados. La carrera del investigador debería  ser implementada en nuestro país, de esa forma se asegura la continuidad y se haría sostenible seguir haciendo ciencia en el Paraguay. 

  

¿Qué espera de los jóvenes que se dedican a la ciencia y a la investigación?

Que perseveren, porque si bien hay posibilidad de formar recursos humanos en el país, hay también oportunidades de becas en el extranjero que anteriormente no existían.

Hoy día hay posibilidades de salir del país para formarse, el problema es que cuando vuelven, los jóvenes no tienen una institución en la cual insertarse. Justamente para esto se necesita la carrera del investigador. Por ahora deben tener mucha paciencia, todos hemos pasado por eso de estar mucho tiempo ad honorem en un sitio.

Por eso, le digo a la juventud que sean capaces de aguantar un tiempo así, para ir aprendiendo y formarse a nivel local. No es suficiente la formación en el extranjero y venir con un título sin tener la experiencia local.

¿Le ha pasado algo curioso o anecdótico durante sus investigaciones?

Yo me inicié con estudios sobre Chagas, triatominos, siempre llevé esa línea adelante, cuando regresé de mi postgrado, me di cuenta de que había mucha gente trabajando en esa área, por lo que decidí cambiarla radicalmente. Me interesaban los mosquitos desde años atrás, incluso antes de ir a hacer la maestría, tenía cursos previos sobre el tema. Al cambiar de vector triatominos a los mosquitos me ha ido muy bien, he recibido mucho apoyo y me ha permitido formar redes con investigadores extranjeros.

Conseguí una "profesional en formación" que tenía todas las ganas de formarse e iniciar una  línea de interés a nivel nacional, propusimos un proyecto para Trypanosoma cruzi, pero por circunstancias internas institucionales decidimos trabajar con mosquitos, le cambie radicalmente la propuesta por Aedes aegypti y desde ese momento nos ha ido bastante bien.

Me di cuenta de que haber logrado un PhD en Latinoamérica me enseñó a partir de "0", utilicé las herramientas e implementé un área nueva en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (IICS) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA). En ese momento era una necesidad porque no había nadie trabajando con mosquitos, estoy hablando del año 2014. Si bien el Ministerio de Salud ya hacia sus trabajos de taxonomía, control y sus trabajos de campo, hasta la fecha lo hacen con otro objetivo, no para hacer investigación.

¿Qué le diría a los que desean dedicarse a la investigación?

Les diría que tengan mucha paciencia y perseverancia, que se debe tener voluntad para ser investigador, porque si pretenden tener un gran salario no serán grandes investigadores. Deben insistir hasta insertarse en un sitio, porque hasta el momento lo difícil es la inserción de los investigadores jóvenes, una vez que logren eso, mantengan la paciencia y continúen perseverando. Deben trazarse una meta y las oportunidades se irán dando, para lo cual es importante trabajar con un equipo y mentores de su área de interés.